Un gran ego puede ser bueno en algunas situaciones…
Puede darte confianza para asumir riesgos y tener éxito.
Pero cuando se trata de dirigir una empresa, un gran ego puede ser un enorme lastre.
Estas son algunas de las formas en que el ego puede perjudicar a tu empresa:
- Llevar a una mala toma de decisiones. Cuando los ejecutivos están más preocupados por su propia reputación que por el éxito de la empresa, es más probable que tomen decisiones basadas en la emoción que en la lógica. Esto puede dar lugar a malas inversiones, oportunidades perdidas e incluso la ruina financiera.
- Crear un ambiente de trabajo tóxico. Cuando los ejecutivos se anteponen constantemente a sí mismos, pueden generar un ambiente de trabajo hostil y estresante para sus empleados. Esto puede dar lugar a una alta rotación, baja moral y disminución de la productividad.
- Dañar la reputación de la empresa. Cuando los directivos son vistos como arrogantes o interesados, puede dañarse la reputación de la empresa ante los clientes, los inversores y el público en general. Esto puede dificultar que la empresa atraiga nuevos negocios y consiga capital.
He aquí algunos ejemplos de cómo el ego de los directivos ha perjudicado a las empresas:
- En 2008, el consejero delegado de Lehman Brothers, Richard Fuld, se negó a vender la empresa incluso cuando era evidente que estaba en apuros. Fuld estaba tan convencido de su propia brillantez que creía que podía dar la vuelta a la empresa. Pero su ego le llevó a tomar una serie de malas decisiones que finalmente condujeron al colapso de Lehman Brothers.
- En 2016, el consejero delegado de Uber, Travis Kalanick, se vio obligado a dimitir tras una serie de escándalos. Kalanick era conocido por su estilo de gestión agresivo y exigente. Creó un ambiente de trabajo tóxico en el que los empleados tenían miedo de hablar. Esto finalmente llevó a una revuelta de los empleados e inversores de Uber.
- En 2018, el CEO de Tesla, Elon Musk, se vio obligado a dimitir como presidente de la compañía. Musk tenía un historial de hacer declaraciones polémicas y tener un comportamiento errático. Esto finalmente condujo a una revuelta de accionistas y a un acuerdo con la Comisión de Bolsa y Valores.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo el ego ejecutivo puede perjudicar a las empresas.
Si eres directivo, es importante que seas consciente de los peligros del ego y tomes medidas para mantenerlo bajo control. De lo contrario, puedes poner en peligro su empresa.
Aquí algunos consejos para mantener el ego a raya:
- Sé humilde. Recuerda que no es la única persona que importa. Hay otras personas tan inteligentes y con tanto talento como tú.
- Sé receptivo. No tengas miedo de escuchar lo que dicen los demás, aunque no esté de acuerdo con ellos.
- Está dispuesto a admitir que te equivocas. No pasa nada por cometer errores. Lo importante es aprender de ellos.
- Estás dispuesto a dar crédito a quien lo merece. No te lleves todo el mérito de los éxitos. Comparte el mérito con tu equipo.
Si sigues estos consejos, podrás controlar tu ego y contribuir al éxito de tu empresa.