Negocios que venden ego en lugar de valor, un espejismo

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En un mundo enfocado en el corto plazo, de estímulos y tendencias, muchas marcas se enfocan en “estar de moda” en lugar de construir propuestas con una visión trascendente.

Crean productos o servicios que responden más al deseo inmediato, generalmente del ego, que a una necesidad real, con todos los riesgos que pueda representar.

¿El resultado? Negocios que brillan brevemente y desaparecen sin dejar huella.

Detrás de ese modelo hay una lógica peligrosa: diseñar para el ego, no para el bienestar a lo largo del tiempo; vender una ilusión inmediata, no una solución duradera.

Lo preocupante es que esta tendencia no solo afecta a quienes invierten en ella. También distorsiona el mercado, desvaloriza la innovación real y agota la confianza de los consumidores.

Tres casos que ilustran esta realidad
  1. Juicero.
Una startup de Silicon Valley que prometía revolucionar la forma de consumir jugos con una prensa inteligente de 400 dólares. Con un diseño impecable y narrativa de salud, recaudó más de 120 millones de dólares. ¿El problema? Las bolsas de jugo podían exprimirse con la mano. El producto era innecesario. Juicero se convirtió en símbolo de cómo la obsesión por el hype puede terminar en fracaso.
  2. Quibi.
Plataforma de video que ofrecía contenido breve para dispositivos móviles. Apostó por una tendencia real (el consumo rápido en smartphones), pero sin un entendimiento profundo del usuario. Ignoraron que el público ya tenía lo que necesitaba. YouTube, TikTok, Instagram. En menos de un año, Quibi cerró tras perder cerca de 2 mil millones de dólares.
  3. Fyre Festival.
Un festival de música vendido como una experiencia de lujo en una isla privada. Impulsado por influencers y marketing ambicioso, prometía glamour, exclusividad y “vivir el sueño”. La realidad fue un desastre logístico, demandas millonarias y una crisis de reputación. Fue un caso extremo de marca sin sustancia, creada para alimentar el ego de su audiencia… y de sus creadores.

¿Por qué este enfoque daña la economía y los negocios?

  • Crea burbujas de inversión. Se canalizan recursos hacia ideas que no resuelven nada significativo, desplazando proyectos valiosos.
  • 
Genera desconfianza en el mercado. El consumidor se vuelve más escéptico frente a propuestas nuevas, incluso si son honestas.
  • Fomenta una cultura empresarial cortoplacista. Se prioriza la viralidad sobre la visión, el diseño sobre el propósito, el ruido sobre el fondo.
  • Satura el ecosistema con productos sin valor real. Se pierde tiempo, dinero y atención en soluciones prescindibles.

Contribuye a una economía de la apariencia. Muchas veces estos productos están pensados para alimentar la vanidad o el orgullo, no para mejorar verdaderamente la vida de las personas.

¿Cuál es el camino?

En lugar de seguir modas, las marcas deberían construir desde una identidad clara, un propósito útil y un compromiso genuino con su audiencia. Un gran modelo de negocio.

Crear algo que valga la pena conservar, no solo compartir. Una marca sólida.

En un mercado lleno de superficialidad, construir con conciencia es una estrategia, no una falacia.

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Construyamos una marca con propósito, no solo con presencia.

 

Negocios que venden ego en lugar de valor, un espejismo
Por: Víctor Raúl Ordóñez

Consultor de Brand Marketing.
@vrordonez
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